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domingo, 20 de agosto de 2017

San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia: himnos litúrgicos





La Iglesia Universal celebra la "memoria obligatoria" del abad san Bernardo cada 20 de agosto, día en que la Orden Cisterciense lo honra con el grado de "solemnidad". Los siguientes son los himnos litúrgicos propios de dicha Orden en honor del gran doctor de la Iglesia. El del Oficio de lecturas (Bernarde, gemma caelitum), también se propone para Laudes y Vísperas en la versión latina de la Liturgia de las Horas para toda la Iglesia:


I Vísperas

Bernardo, el ilustre doctor, sube hoy
a los Cielos; lo atrae de modo sublime el
esplendor de la gloria del Padre.

 El Cielo prorrumpa en alabanzas
por haber recibido a Bernardo.
Lo has unido a los bienaventurados,
Jesús, Redentor nuestro.

Con la imagen de un perro de lomo rojizo
anunciaste que el niño sería un celoso doctor,
oh, Creador santo de los astros.

En visión, pudo contemplar el glorioso
Nacimiento de Cristo; Tú le concediste
este don, Santa y luminosa Trinidad.

Expone los secretos de la Sagrada Escritura,
así como el misterio que en la Virgen obró Dios,
Creador de todo.

Sus palabras suaves demuestran que un rocío
de gracia ha recibido de Ti, fuente de la sabiduría
y dador del premio eterno.

Sana a los oprimidos por el Maligno,
cura las dolencias de los enfermos; procura
a los que sufren el gran don de la salvación.

Goza ahora de una vida dichosa con María,
Madre del Mesías, y con ella saborea los dones
eternos de Cristo.

Dios de todo poder, a Ti alabanza
y gloria, y concédenos, una vez terminada esta vida
las alegrías del Cielo. Amén.


Oficio de lecturas

Oh, Bernardo, joya de los habitantes del Cielo,
haz que las alabanzas que entonamos en tu honor,
redunden para nosotros en gozo y premio.

Cristo te abrasó con la profunda herida del amor
 y en su designio te quiso como escudo, columna
y lámpara de su Esposa.

El Espíritu Divino te dotó de facilidad de palabra
para proclamar la verdad y dar la miel escondida
que alimenta a los ángeles.

La Virgen Madre te llenó del fuego del casto amor.
Nadie la ensalzó con tanta elocuencia y profundidad.

Demos gloria a la Trinidad: que nos conceda en su bondad
poder gozar contigo contemplándola por toda la eternidad. Amén.


Laudes

Abrazaste con decisión las exigencias que Cristo
propone, y siguiendo el camino de la Cruz, oh, Bernardo,
alcanzaste el Cielo.

Tu enseñanza invita a abrazar el ideal 
de la vida monástica y los claustros se alegran 
con el esplendor de nuevas flores.

Reyes, príncipes y prelados 
te toman como árbitro; amante de la soledad, 
tu fama se extiende por el mundo.

Desde la Patria celeste impetra para el mundo
el don de la paz, la pureza de costumbres y
la prenda del amor.

Demos gloria a la Trinidad: que nos conceda
en su bondad poder gozar contigo contemplándola
por toda la eternidad. Amén.


II Vísperas

Ya la Reina ha entrado en su reposo
y se sienta junto a su Hijo; un nardo esparce aroma
al entregar Bernardo su espíritu.

La suavidad de su fruto era dulce al gusto de la Reina
y dulce a su olfato la fragancia santa de Bernardo.

La Esposa viene del Líbano para ser por Dios coronada;
tal como saliera Bernardo de la fragua del Espíritu Santo.

¿Quién es esta que se adelanta como rutilante aurora?
¿Quién es este que supera los collados y se alegra con los santos?

Aquélla es temible por su gloria, como un ejército
en orden de batalla; este, afable por su gracia,
como el rostro de Asuero.

Ruega por nosotros al Señor, columna fragante de aroma.
Aplaca al Padre de las luces,
pastor ardiente como una antorcha.

Sea dada gloria a la Trinidad, por la que
el triunfo de la Virgen y la felicidad de Bernardo
permanecen en la Corte del Cielo. Amén.


20 de agosto de 2017, domingo XX "durante el año".
Para la Orden Cisterciense, solemnidad de san Bernardo, abad y doctor de la Iglesia. Entrada dedicada a él, doctor melifluus.


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